Están caracterizados por una elevada digestibilidad
(no contienen grasas) y ofrecen un elevado aporte energético. Por ello eran
tradicionalmente destinados a los convalecientes.
No se logró establecer con certeza el origen de
este bizcocho novarese. Las primeras noticias se relacionan con los monasterios
femeninos del siglo XVI, donde algunas monjas habrían inventado la receta de
"aquel bizcocho que habría dado renombre a la capital novarese".
En un convento de la ciudad de Novara donde las
monjas tenían a disposición no solo muchos huevos (alimento omnipresente en las
mesas monásticas por razones ligadas a las restricciones impuestas por el
ayuno), sino también el costosísimo azúcar y la apreciada harina blanca. Parece
ser que fuese usanza ofrecer estas delicias a los altos prelados ciudadanos
para congraciarse. Al contrario, los dulces típicos campesinos de las fiestas
eran simples panes o bollos enriquecidos con miel y fruta seca, muchas veces a
base de harina amarilla -primero de mijo y luego de maíz-, claras (o sea la
parte más pobre del huevo) y fruta seca.
En aquellos tiempos era costumbre (y duró hasta la
gran guerra), que el primer domingo después de Pascua, el clero de la Catedral,
de la Basílica de San Gaudencio y los párrocos de la ciudad, distribuyesen a
los pobres un pan de trigo llamado "Pane di Polla" (nombre de mujer o
palabra derivada del latín "pollen", o sea, harina). Con la
afirmación de esta costumbre, al "pan de San Gaudencio" se le unió el
"bizcochito de las monjas de Novara", que permaneció hasta la
supresión de los conventos, por parte de Napoleón, en 1800. Las monjas fueron
recibidas por familias ricas de la ciudad, donde transfirieron y difundieron
sus conocimientos culinarios. Desde ese momento el secreto de la confección de
la masita cae y el producto fue rápidamente puesto en el comercio por un
farmacéutico, un cierto Prina, que comenzó a venderlo en su negocio con su
propio nombre: "Biscottino di Novara del Prina".
En breve, se creó alrededor del producto una libre
e intensa competencia entre los panaderos, que perfeccionaron el bizcocho,
sobre todo en la técnica de cocción, que mejoró su capacidad de conservación y
de abrir, como lógica consecuencia, la posibilidad de expedición lejos de
Novara.
250 gramos de
harina tamizada
250 g de azúcar
Cuatro huevos y
una yema
Un poco de harina
También es
mencionado en un libro referente de nuestra colonia (Colonia Valdense), que es
el libro de Cocina u organización doméstica de Ana Armand Ugon de Tron,
alrededor de 1918.
Actualmente le
agregamos un poco de manteca y vainilla a la receta original, ya que los sabores
que requieren actualmente tienen que ser más delicados para que las personas
los acepten. También algo de vainilla
amo las recetas antiguas.observo que los ingredientes cambian su valor en plaza segun las epocas hoy en dia frutos secos, miel son caros un cariño
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