lunes, 1 de mayo de 2017

Carneadas familiares_Parte II

Las carneadas forman parte de la identidad gastronómica y cultural de los pueblos inmigrantes europeos desde tiempos muy lejanos. Investigando sus orígenes podemos encontrar vestigios de las primitivas carneadas en el hombre prehistórico, cuando su única finalidad todavía era la de cazar y alimentarse sin mayores apetencias higiénicas ni remilgos culinarios, y se reunía de manera tribal para comer lo que había cazado. Una variante cruel si se quiere de la actual carneada pero no menos cierto que ese es su origen y nadie puede soslayarlo.
Transcurriendo la historia de la humanidad, el hombre se volvió un ser sedentario. Comenzaron los asentamientos en grupo, luego en colonias, pueblos, ciudades… y paulatinamente el hombre fue perfeccionando sus maneras de producir alimentos.
Así pasamos por diferentes etapas hasta llegar a la Edad Media, dónde toman cohesión definitiva muchas de las costumbres y tradiciones que hoy conforman el legado cultural que nos dejaron nuestros queridos abuelos, que llegaron de allá lejos, allende el mar.
Es en la Edad Media donde las familias comienzan a aglutinarse alrededor del rito de la matanza de animales para la producción de alimentos que sean susceptibles de conservar durante el largo y frío invierno en Alemania, donde la producción agrícola, por aquellos años, se volvía casi nula. Una experiencia que luego también se repitió en las aldeas fundadas a orillas del río Volga, en Rusia. Donde la soledad de la estepa, la lejanía de la madre patria, un sentido amplio de familia y de comunidad, hizo que este modo de producción de alimentos se transformara en una tradición altamente afectiva y ligada a la cultura e identidad de los alemanes del Volga. Que luego trajeron consigo a la República Argentina.



La carneada es una fiesta, la fiesta de la familia grande, en la que se reúnen para trabajar abuelos, padres, hijos, nietos, hermanos, tíos, vecinos… todos aportando no solamente mano de obra sino alegría. Una alegría que se acompaña con música y el sonido de un acordeón. Y que se prolonga por varios días.

En la foto el comienzo de una carneada en el año 1955, se esta pelando el cerdo.

Quiero transcribir una entrevista que hizo Julio César Melchior a Marcelo Fhur vecino de Coronel Suarez, en Argentina. Podemos ver que no difiere en nada lo que ha sucedido en Uruguay.
“Relata que se vivía como una fiesta entre familiares y amigos que se predisponían a ayudar, con el compromiso que después se retribuyera ese apoyo.
Generalmente el o los cerdos (a veces eran dos ejemplares grandes y una vaca lo que se faenaba para hacer las facturas de cerdo) se criaban en los campos o en las chacras, en la parte de atrás de las viviendas que contaban con enormes terrenos disponibles.
Recuerda que la mañana comenzaba con la faena, seguía con la tarea de pelar los chanchos (que se hacía pasándolos por agua caliente en su punto justo en enormes bateas) y luego continuaba con el desposte de los animales.
Mientras las mujeres, que se libraban de las tareas más pesadas, pero esto no quiere decir que laboraban menos, ya iban preparando todo lo necesario, como por caso la salmuera en la cual se dejaban por unos 20 días o 1 mes los huesitos de cerdo que luego se hervían y se comían con chucrut.
Marcelo Fhur aclara: los alemanes tenemos la costumbre de conservar los huesitos y también los jamones en salmuera, cubiertos hasta arriba, guardados primero en cajones de madera y luego, cuando hubo el material, en tambores de plástico, que daban mejor resultado. En cambio los criollos lo que hacían era ponerlos en baúles de madera todo cubiertos con sal gruesa.
Era una fiesta que duraba entre dos y tres días en la que participaban familias completas, con muchos momentos de trabajo y también de disfrute: cuando se comían los costillares asados, cuando se probaba la morcilla blanca o negra y cuando se hacía a las brazas el primer chorizo que salía de la máquina para probar si estaba bien de condimentos.
La carneada, una tradición que todavía se practica en algunos hogares de la ciudad y de los Pueblos Alemanes, pero que antes era una práctica común en casi todos los hogares.”

En este caso son descendientes alemanes, pero con alguna diferencia en los productos todos los inmigrantes uruguayos viven la fiesta de esta forma

3 comentarios:

  1. Excelente articulo, explicar cualquier actividad desde el pasado remoto hasta la actualidad es digno de un trabajo de Antropologia! Aqui en Chile en la zona donde vivo que es llamado Norte Chico(Que comprende las regiones de Atacama y Coquimbo) las carneadas se perdiero a fines de los 80 si bien era muy comun que se faenara un chancho, un vacuno era muy extraño porque era muy caro alimentarlo a diferencia del chancho. De este se aprovechaba todo hasta la cabeza y la grasa para hacer chicharrones, de todo este proceso el que atraia mas gente era el sopeo que es cuando se coce la carne para los arrollados. Ya quedan muy pocas personas incluso en el campo que carneen un chancho para venderlo. Felicitaciones por el articulo y el rescate de estas antiguas tradiciones, saludos desde Chile !!!

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    1. ¡Muchas gracias por los comentarios y los aportes! Es nuestra responsabilidad no dejar en el olvido estas acciones de nuestros antepasados, solo así podremos construir un futuro mas sólido. Parece tan lejano en las historias pero es cercano en el tiempo, es asombrosa la velocidad con que desaparece este patrimonio único.
      Gracias otra vez por recordar juntos estas historias

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