Los testículos de pollo pueden ser repugnantes para unos, y delicatessen
para otros. Estos pueden herir la sensibilidad del consumidor. Según el comercio.es
en su página de gastronomía dice: “Cuenta la historia que Fernando el Católico
comía 'huevos' para mejorar sexualmente. Tenía 53 años y se había casado en
segundas nupcias con Germana de Foix, de algo más de 18 años, y había que
'cumplir' en la alcoba. También Felipe IV creía en las propiedades afrodisíacas
de las criadillas y Carlos III las tenía como una exquisitez culinaria. Lo
cierto es que, científicamente, no hay base científica para ponderar las
propiedades de este producto de casquería, más allá de su valor gastronómico.”
Cabe aclarar que los testículos son de pollos de campo, los
parrilleros industriales es imposible que lleguen a un tamaño adecuado, ya que
tienen solo dos meses de edad. El caso de los pollos de campo se faenan como
mínimo con 6 meses.
También los testículos de gallo se comen al vapor o fritos
con ajo y especias en Taiwán. Son considerados afrodisíacos.
RECETA: Huevos de
pollo en Escabeche
Los
testículos de pollo como primer paso hay que tratarlos un poco como los
riñones. Es decir, para prevenir que tengan un olor desagradable primero hay
que quitar los tendones rojos de la superficie, y luego se meten en agua
hirviendo durante un minuto.
Se prepara
luego el escabeche: Se ponen partes iguales de vinagre, aceite y agua y se
cocina junto con cebolla picada y zanahorias. Se le agrega una pizca de sal y una
de azúcar.
Se deja
hervir unos 15 minutos.
Pasados
estos minutos se le agregan los huevos que pasamos por agua hirviendo,
dejándolos unos 5 minutos más.
Se envasan en frascos al vacío o se guardan en la heladera.
Al mes de haberlo hecho se pueden consumir ya que tendrá todos los gustos a
punto.